30 Oct La Psicología de Halloween
Analizamos la Psicología de Halloween.
Halloween es una fiesta de origen celta que se celebra principalmente en los Estados Unidos, Canadá, Irlanda y el Reino Unido en la noche del 31 de octubre. Sin embargo, como muchas otras fiestas, ha llegado a España para quedarse. Esta es una fiesta que combina elementos visuales relacionados con el miedo, especialmente disfraces, y dulces.
El disfraz permite esconder nuestras características físicas y hace anónimas nuestras conductas en el entorno social. Esto tiene un efecto liberador de emociones, sentimientos y deseos que las normas y costumbres sociales acostumbran a reprimir. Profesores, padres o vecinos (incluso amistades) manifiestan su rechazo a determinadas formas de vestir y de comportarse, mediante gestos de rechazo o recriminaciones verbales.
La Psicología de Halloween
Aunque podría pensarse que la fiesta tiene un efecto liberador del estrés cotidiano, no una de las consecuencias principales. Halloween se basa en el contraste de miedo y humor. Todos saben que las imágenes: caretas, ruidos, vestidos, son supuestamente “terroríficos”, pero realmente son falsos y, precisamente por eso, favorecen la risa como emoción de contraste con el miedo. Además, complementariamente, están los “dulces”. Si hay algo realmente contradictorio es una emoción de miedo y otra de placer, de gusto. Toda esta puesta en escena puede suponer, para casos leves de miedos y fobias, que se produzca una experiencia que en psicología se conoce como contracondicionamiento. Esta técnica se utiliza de forma profesional para cambiar el “signo” de la reacción emocional que nos provocan ciertos estímulos y contextos.
¿Por qué nos atrae tanto la fiesta de Halloween?
Una de las razones puede ser porque el ser humano busca reacciones emocionales como forma de sentir la vida. Y el miedo es una emoción intensa. Sucede lo mismo que cuando se eligen novelas, cuentos, películas, de miedo. Se sabe que no es real, pero se busca la sensación intensa, lo cual nos hace sentir la vida. No todo el mundo lo busca, ni todo el mundo disfruta con Halloween. Las personas que normalmente viven emociones saludables a lo largo del año no buscan esta emoción durante la fiesta. En su caso, es solamente una ocasión más de disfrutar con amistades y familiares.
Los niños y el miedo en Halloween
Halloween es una buena excusa para que los miedos de los más pequeños salgan a la luz: miedo a la oscuridad, monstruos, pesadillas, etc., en un contexto de seguridad: los menores saben que los disfraces y las caretas no son reales. Generan reacciones de miedo, pero tolerables y neutralizadas, por lo que sirven para aprender a hacer frente a la emoción de temor.
Reírnos con lo que nos da miedo puede ser una forma de aprender a soportar el miedo, sin sufrirlo. Así sucede cuando nos reímos de una careta o disfraz que exagera las características de las personas.
Obviamente, jugar con fuego puede provocar quemaduras, así que “jugar con el miedo excesivo”, puede provocar perjuicios a niños pequeños. No se deben exagerar las bromas, los sustos, ni forzar a los menores a acercarse a elementos exagerados. El mejor consejo para evitarlo es acompañar las experiencias de miedo con “risas” y “dulces”. Por un día: mucho dulce.
Las emociones que genera esta fiesta afectan de manera diferente a las personas, precisamente porque las personas son diferentes unas de otras. En algunas ocasiones esta fiesta llega a provocar incluso a rechazo por no ser una fiesta “importada” (como tantas otras), así que lo importante, siempre, es saber regular las propias emociones de modo que te proporcionen algún tipo de satisfacción.
Este es nuestro pequeño análisis de la Psicología de Halloween y lo que esta fiesta conlleva desde nuestro punto de vista como psicólogos conductuales.
En todo caso, te deseamos #HappyHalloween
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